A mis veintitantos se me ocurrió un par de veces pedir ayuda para que me enseñaran con resultados desastrosos; terminé deseando permanecer lo más lejos posible de una bicicleta por el resto de mis días.
Para mi maravillosa fortuna me topé con la persona más paciente y apasionada por las bicis que conozco, muy amablemente se ofreció a enseñarme; y una vez que se me acabaron los pretextos no me quedó más remedio que enfrentar mis ridículos miedos e intentarlo...
He de admitir que aún me falta practicar mucho, sin embargo no terminarían de entender la alegría que me da ¡¡¡Por fin poder avanzar en una bici!!!
Decía Albert Einstein:
Life is like riding a bicycle. To keep your balance you must keep moving
¡Y cómo iba a saber yo algo de la vida si nunca me había subido a una bicicleta! ;)
Y eso es todo lo que tengo que decir acerca de eso.