He estado postergando el escribir sobre mi viaje a Cuba ya que hasta el momento creo que no termino de asimilar lo que viví, aprendí, abstraje y sentí.
De antemano les digo:
Esto no va a ser una opinión sobre el socialismo, ni sobre la situación actual en Cuba.
Aunque hay infinidad de vivencias que amaría contar, esto se volvería más cansado que leer los decimales de Pi, así que si les da curiosidad luego nos vamos por un cafecito. Lo que no puedo dejar de mencionar es lo mucho que me impresionó encontrarme con gente que a pesar de tener hambre física frecuentemente demuestra más su hambre de información. El enfrentarse a seres humanos que aún viviendo una situación sumamente complicada sonríen, trabajan y no se están rasgando la ropa hablando de lo mal que les va o intentando causar lástima para obtener algo, (Si, sí es pedrada para nuestra dramática cultura mexicana) definitivamente remueve paradigmas.
Honestamente mi mente alternaba, y a la fecha sigo indecisa, ente los términos
mediocridad y
paz mental tratando de decidir cuál es el que encaja de alguna manera en lo que vi. En momentos sentí lástima, en algunos otros profunda envidia y es que cuando (muy incorrecta pero humanamente) comparas todo lo que tú tienes y la gente de Cuba no, te da por valorar tu país por más mal que esté, sin embargo... algo no encaja... Hay una chispa que brilla en los ojos del otro que te hace saber que no importa cuántos gadgets, comodidades y lujos tengas, tal vez hace mucho que no disfrutas un día tanto como él lo hace al llegar el fin de semana... Dejas de sentir pena por ellos y de pronto volteas a verte a ti mismo...
Tal vez sólo sea una sospecha, no puedo hablar por una nación porque conviví 3 días con alguien local, sin embargo puedo decir que para mí Cuba marcó un antes y un después. Junto con las piedritas de mar de la playa, hurté unos trocitos de cultura, amistad, calor humano, ritmo, sabores y sonidos que se han vuelto mi escaparate de meditación, y para fines prácticos mi lugar de descanso mental.
Definitivamente no creo que sea un viaje para todos, pero yo encontré mucho más de lo que creí buscar. Una hermosa isla, un gran anfitrión y un excelente compañero de viaje curioso como él sólo, me regalaron no sólo una hermosa vivencia sino un poco de esa sensatez y perspectiva que difícilmente se encuentra y fácilmente se escapa.
Y eso es todo lo que tengo que decir acerca de eso.