De antemano les digo: Esto no va a ser una opinión sobre el socialismo, ni sobre la situación actual en Cuba.
Aunque hay infinidad de vivencias que amaría contar, esto se volvería más cansado que leer los decimales de Pi, así que si les da curiosidad luego nos vamos por un cafecito. Lo que no puedo dejar de mencionar es lo mucho que me impresionó encontrarme con gente que a pesar de tener hambre física frecuentemente demuestra más su hambre de información. El enfrentarse a seres humanos que aún viviendo una situación sumamente complicada sonríen, trabajan y no se están rasgando la ropa hablando de lo mal que les va o intentando causar lástima para obtener algo, (Si, sí es pedrada para nuestra dramática cultura mexicana) definitivamente remueve paradigmas.
Tal vez sólo sea una sospecha, no puedo hablar por una nación porque conviví 3 días con alguien local, sin embargo puedo decir que para mí Cuba marcó un antes y un después. Junto con las piedritas de mar de la playa, hurté unos trocitos de cultura, amistad, calor humano, ritmo, sabores y sonidos que se han vuelto mi escaparate de meditación, y para fines prácticos mi lugar de descanso mental.
Definitivamente no creo que sea un viaje para todos, pero yo encontré mucho más de lo que creí buscar. Una hermosa isla, un gran anfitrión y un excelente compañero de viaje curioso como él sólo, me regalaron no sólo una hermosa vivencia sino un poco de esa sensatez y perspectiva que difícilmente se encuentra y fácilmente se escapa.
Y eso es todo lo que tengo que decir acerca de eso.
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