¿Idealista, soñadora o romántica sin remedio?

No se cuál de esos calificativos sea el adecuado, o tal vez ninguno pero por alguna razón he descubierto que vivo en un mundo paralelo.

Un mundo en el que la lluvia cae sólo para cobijar los románticos besos de los amantes.
En este mundo las lágrimas nunca brotan antes de tiempo.
En él, el sexo es un pretexto para amar.
Un mundo en el que los infieles lloran secretamente todas las noches por no poseer una sola pasión.
El mismo mundo en el que la sombra que cruza mi camino sin decir una sola palabra me ama cada atardecer en secreto.
Aquel mundo que ha convenido fingir odio sólo para que el verdadero amor sea inconfundible.
En él, el negro es la ausencia de carcias y el blanco la mezcla de dos cuerpos.
Un universo en el que las estrellas deciden existir sólo porque saben que son bellas y se extinguen cuando un par de enamorados deja de creer en ellas.

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